miércoles, 23 de mayo de 2007

Sentido y sensibilidad


Lo bastante valiente como para sobrevivir a viento y marea.
Lo bastante educada para no quejarse por ser interrogada.
Lo bastante sensible como para no pegar ojo.
Encontrar el guisante le hizo princesa.

4 comentarios:

Fernando García-Lima dijo...

Con lo bien que se duerme sin guisantes en la cama...

Sweetcide dijo...

De acuerdo, los guisantes no son nada apetitosos, pero hay cosas peores que quitan el sueño...almenos a los que no tenemos sangre azul.

Amelie Poulain dijo...

El ideal educativo de la paideia griega es la eudaimonia, sentido de plenitud vital que resulta de la realización consciente y autónoma de las capacidades de cada uno. La teoría platónica destaca virtudes como: la templanza, la fortaleza, la prudencia y la justicia.

Esta es mi propuesta (recuerdos, Lila): valentía (fortaleza), educación (prudencia) y sensibilidad. La justicia es la actitud valorativa que reconoce y hace valer las exigencias de los demás en las prácticas sociales, estaría próxima a la sensibilidad. He dejado la templanza, la actitud razonable de no renunciar a ninguno de los placeres de la vida, pero que tampoco esta dispuesto a dejarse llevar por ellos para no dañar su estima y sus otros valores. La coloco dentro de valentía y sensibilidad, llamándola asertividad, hacia los demás y hacia uno mismo. Con frecuencia algunos de los pecados capitales se ocultan bajo una aparente templanza: la ira, el orgullo, la envidia o la pereza.

Sensible, no se qué pensara Ambrose Bierce, pero yo creo que la sociedad con demasiada ligereza lo tacha de frágil, débil, infantil, fantasioso… un blanco fácil. En el cuento apreciar una cosa tan pequeña y simple como un guisante permitió a la joven mostrarse virtuosa.

Anónimo dijo...

Los pecados capitales... Con frecuencia se ocultan... Sin exceso y con placer... Con exceso... Cuando es pecado? Cuando es capital? Desordenado orden.