Con-fusión
¿Qué mejor que un concierto para celebrar el Día de la Música? Así empezó el verano, con una actuación que no vería y un secreto que me pidieron guardar. Todavía no lo entiendo, el caso es que ocurrió y después de aquello no pude mentirme, a mí no. No es que me pesase, pero desde entonces todo dejaba de tener sentido, o comenzaba a tenerlo, tampoco lo sé.
Voluntad
Pedí un deseo y ofrecí hacerlo en su nombre, debí tomar en cuenta sus palabras: “No, vaya que se cumpla”. Un estruendo terminó nuestra conversación y me invadió el miedo. Esta vez su adios dejaba un rastro de olor a pólvora. Pero esa mágica noche la luna llena iluminaba el mar y el fuego purificaba y el agua salada mecía mi cuerpo desnudo...
Des-enlace
Al día siguiente se me atragantó un “¿me quieres?” y la alianza se me cayó del dedo. Sí, se me cayó, supongo que por el peso, desencadenando una hecatombe. Aquella anilla debía estar enlazada a una granada, porque fue liberarla y saltó todo por los aires. No fue por el burka que me acababa de quitar del anular, sino porque a él esto le molestó enormemente y a mí que él hiciese años que no supiera dónde estaba la suya, y que siguiera preguntándome si le quería, y que siguiera preguntándome, y que siguiera ahí! Con un sarcástico brindis: “Por nuestro camino por separado” puso fin a nuestra relación.
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