"Subió en mi taxi un hombre clavadito a mi amigo imaginario de la infancia, solo que mayor. Tenia el mismo lunar en el carrillo izquierdo, la mirada triste y los mismos dientes torcidos que el Ricardo (así se llamaba) de mi niñez. Perdí su rastro hará quince años: me caí de la bici y, de golpe, mi mejor amigo desapareció. ¡Quién me iba a decir que después de tanto tiempo aparecería de nuevo, de cuerpo presente y en mi taxi! Y claro, aproveché la ocasión y en el primer semáforo me giré hacia él y sonriendo le dije: "¿Ricardo?". "¿Cómo sabe usted mi nombre?", me contestó extrañado. "¿No te acuerdas de mí? Soy Daniel, tu mejor amigo imaginario de la infancia. Te instalaste en mi cabeza el 12 de marzo del 85, ya sabes, tu cumpleaños". Lejos de alegrarse, palideció. Abrió su puerta y salió corriendo. Comprendí que nada había cambiado. Ricardo siempre fue un cobarde."
Daniel Díaz ("Ni libre ni ocupado". 20minutos.es)
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