Trazas un círculo en el suelo y a esto le llamas justicia. Alegando el derecho a la propiedad olvidas que nos son nuestros. Es su derecho a obtener la mejor opción lo que está en juego. Juguemos! Pero deja la tiza. Quieres ocuparte de sus cuidados, de su educación, de su alimento y vestimenta. Empieza! Creerás sentirte vencedor cuando borres mi nombre de la placa en el buzón. Disfruta! No es un premio lo que ganas, sino una responsabilidad que no creo que estés dispuesto a asumir. Me da igual el tiempo que tarde, no me voy a rendir. Me pides que juguemos al juego de la tiza, pero yo no tiraré. Ya has jugado demasiado sin preguntar si quería participar. No acepto que cargues a ella con ese peso. Serán los profesionales quienes decidan.
viernes, 24 de octubre de 2008
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