Algo no marcha bien en mi vida.
Lo sé desde aquel día en el que me regaló un delantal.
¿Un delantal? ¿Y para que?
¿Así me ve ella?
Como una simple ama de casa que enriquece alimentos a base de Avecrem
Que triste, tristísimo.
Trato de aceptarlo y me disfrazo con el (esto si que es un disfraz, no va conmigo)
Cuando creía tenerlo superado…
Diossss! que mal me queda: me aplasta el pecho y realza todas esas lorzas.
Mi angustia desaparece después de oír las llaves.
– “Ummmm que bien huele, mami”
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Ayer recibí el regalo del diadelamadre.
Me gustó mucho porque era 25 de abril.
Con un “lo he visto y he pensado es para ti!” me arrancó una sonrisa enorme.
Pero añadió: “Sale en Mujeres Desesperadas!”
Mi neurona de alerta se encendió.
Diossss! me ve desesperada?
En ese mismo momento vi la imagen del picador de hielo (Me gusta!) Pero no, eso es de otra película.
Descartada la Sra. Solis.
¿El vaso de medidas capaz de superar un incendio?
Celosa, despistada, insegura…
Naaaaa seguro que no, ya tengo tres!
No pude esperar mas: dentista, bañar al peque, hacer la cena, preparar el día siguiente, regar las plantas… y hacer el trabajo de la universidad!!!
¿Lynette?
Empecé a abrir el regalo.
“Es para que te relajes”- dijo.
Entonces lo vi todo claro.
Ohhhh que mono! Un jardincito Zen, me encanta!!!
– “Bree lo utilizaba en la consulta de su psiquiatra”
Pip, mensaje recibido!
He pasado semanas aplazando algo que me torturaba, volver a sacar historiales clínicos, informes psicopedagógicos, neurológicos, escolares… tener que relatar mi propia historia de vida en tercera persona.
Decidido: el trabajo lo mando a paseo.
¿Que me puede pasar?
Un “No presentado” en mi expediente… hasta quedará bien!
Capaz de cualquier cosa mientras no me vea mi hija como Bree.
Liberada de ese gran peso anulo la visita del dentista, dejo que las plantas se mustien, que el niño se acueste sin bañar y me pongo el delantal